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Ayuda para ser feliz

¿Estás triste? Ayuda

¿Te sientes deprimido? Ayuda

¿Te sientes enfermo? Ayuda

Cuando me topé con esta conclusión y fui descubriendo más tuve uno de esos momentos de “Ooohh” . Sentí que había encontrado la olla de oro al final del arcoíris! Pero, a diferencia de esa olla, estos eran facts, reales, al alcance de todos y con resultados com-pro-ba-dos.

¿Te cuento más?

Cómo líder de un equipo de trabajo me toca escuchar y acompañar a los integrantes de mi “tribu” cuando llegan a sentir que el camino se pone denso, cuando sienten que una nube negra está encima de ellos. Unos más que otros y a veces por turnos, me toca el honor de que compartan conmigo cuando se sienten tristes, deprimidos o agobiados.

A prueba y error me di cuenta de que la postura de positivismo extremo no jalaba, y peor aún, ahuyentaba o frustraba a quien en ese momento se sentía ver-da-de-ra-men-te tris-te ya que el recibir de mi un “piensa en cosas buenas” parecía más una mentada de madre que una frase de apoyo.

Seguí intentando, quería compartirles mi felicidad pero no lo lograba. Quería hacer algo por ellos más allá del simple apoyo moral o la escucha. Así que me puse a leer al respecto, tratando de descifrar el secreto de la felicidad.

Leí sobre serotonina, oxitocina, dopamina, adrenalina y endorfinas. Leí sobre conceptos de trascendencia, teología, genética y espiritualidad. Leí distintas teorías, pero lo que yo buscaba era algo implementable y súper práctico, algo tipo plaza sésamo y “A PRUEBA DE BALAS”. Y lo encontré. Entonces, ¡aquí está y quiero compartírtelo!

Resulta que estudios realizados durante los últimos 20 años llevados a cabo por científicos, psicólogos, economistas, mercadólogos, médicos y sociólogos, por nombrar algunos, han demostrado importantes beneficios del altruismo y la generosidad…lo interesante es que estos beneficios se generan y obtienen en quien DA ayuda!

Es verdad y es efectivo: ayudar a otros no solo ayuda a otros, sino que AYUDA A QUIEN AYUDA a sentirse más feliz, a sentirse más sano y a vivir más.

Suena demasiado simplista, lo sé. Pero funciona.

Te platico unos interesantísimos ejemplos

Ayudar a otros:
  • Alarga la vida
  • Mejora la autoestima (aun en los jóvenes y adolescentes)
  • Mejora el sistema inmunológico (y te enfermas menos)
  • Disminuye los síntomas de dolor crónico
  • Reduce el estrés, la ansiedad y la depresión (por lo que también mejora la presión arterial)
  • Genera sensación de bienestar, lo que se traduce en sentimientos de felicidad y alegría

Quienes dedican tiempo de su vida a ayudar en trabajo voluntario de forma regular tienen una capacidad mejorada para controlar el estrés y evitar enfermedades, así como tasas reducidas de depresión y una mayor sensación de satisfacción con la vida, factores que pueden afectar significa y positivamente la salud a largo plazo.

Trata de recordar…¿cómo te sentiste aquél día que te nació del corazón ayudar a un extraño en algo? ¿O cuando te llevaron de la escuela a jugar con niños de alguna comunidad vulnerable? Te apuesto a que en ese momento esa migraña latosa bajó, tus problemas se pusieron en pausa y al terminar, sentías una sensación “cálida” en el corazón. ¿Ubicas esa sensación?

Bueno pues los investigadores pudieron mapearlo y observaron justo esa sensación al usar imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional de alta resolución. Estudiaron a individuos y lograron ver las áreas del cerebro que mostraron una activación específica cuando un participante estaba brindando apoyo, Si bien la evidencia empírica pudiera bastarnos a algunos, otros encontramos aun más fascinante el hecho de que exista tanta data científica al respecto y nos funciona aún mas el saber que está clínicamente probado que ayudar nos hace sentir más felices. Pero tampoco se trata de dejar todo y dedicarnos solo a ayudar a los demás. Estos mismos estudios demuestran que incluso cantidades minúsculas de generosidad diaria pueden desencadenar cambios neurobiológicos en nuestro cerebro que funcionan para aumentar la felicidad y la satisfacción.  Pequeñas cosas, cosas del día a día. Con eso basta para sentirnos mejor, más felices, más sanos, con menos estrés. ¿Quién no quiere sentirse así? Suena tentador probarlo, ¿no?  Por si fuera poco, la cereza del pastel es que esto “es contagioso”. Cuando una persona realiza una buena acción, provoca una reacción en cadena de otros actos altruistas. (¿Recuerdas “una cadena de favores?). Pues resulta que las personas tienen más probabilidades de realizar hazañas de generosidad después de observar que otra persona hace lo mismo y este efecto puede impactar a toda una comunidad, inspirando a muchas más personas a ser generosas y marcar la diferencia en la vida de otros…y en la suya!! ¿Te imaginas a toda tu comunidad haciendo trabajo voluntario y siendo más felices? Casi suena utópico… pero es totalmente real, probado, comprobado, cierto y lograble.  ¿Necesitas un último empujoncito para inscribirte en este momento en alguna labor generosa? Ahí te va: ¡Ayudar a otros te hace más atractivo para los demás! Y no solo porque el voluntariado alivia la soledad y mejora nuestra vida social, per se, sino porque las teorías evolutivas establecen que estamos hechos genéticamente para sentirnos atraídos por la generosidad y sentir rechazo por el egoísmo y la codicia. El comportamiento generoso resulta ser un imán que atrae a parejas potenciales entre sí como moscas a la miel. So, good bye Tinder, hello Voluntariados. Hallazgos valiosos sugieren que brindar apoyo es parte de un circuito de retroalimentación que hace que el apoyo social sea agradable y brinde satisfacción para el que ayuda.  Personalmente creo que es un factor clave para nuestra sobrevivencia como especie. Como si tuviéramos un seguro o garantía para que sigamos existiendo. Somos seres sociales, necesitamos unos de otros, siempre. Y la creación se quiso asegurar de nuestra supervivencia y bienestar como especie al habernos fabricado de tal forma en que el ayudar, apoyar o ser generosos nos diera tanta satisfacción y beneficios. Fue su forma de asegurarse de que queramos seguir haciéndolo. Entonces, la siguiente vez que te empieces a sentir triste, que dudes del propósito de tu existencia, cuando sientas que el desgano, los achaques o la nube negra acechan tu día, respira por un momento y busca a quien ayudar. Inscríbete en algún programa, hay miles de causas que te necesitan y seguro encuentras más de una que te genere motivación. Apúntate en alguna si te late. O si no, de perdido sal a dar un paseo y ayúdale a alguien a cruzar la calle, cómprale un café al señor de la esquina, carga un par de bolsas ajenas en el súper. Seguro encontrarás que a alguien a quien ayudar.

Te dejo un par de ligas que vale la pena que revises si el tema de interesa.

Avísame si tienes alguna duda que quieras comentar. Encantada platicamos.

Small Acts of Generous Behavior Can Make Your Brain Happier
Small Acts of Generosity and the Neuroscience of Gratitude
Giving to Others and the Association Between Stress and Mortality
7 Scientific Benefits of Helping Others
15 Buenos actos que podrías estar haciendo
American Journal of Public Health
Revista Heatlh Psychology
El País
Euroresidentes
Alpha Publications
Mentalfloss

 

 

 

LilianaGarcia

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