Y a veces pasa que dejamos que nuestras creencias nos limiten, poco a poco nos vamos encariñando con nuestros miedos como si fuera un destino marcado a hierro. Nos vamos acostumbrando a que “así son las cosas”, a no tener lo que queremos, a no caminar hacia nuestros sueños. Nos compramos pretextos, justificaciones, racionalizaciones, nos las creemos, nos consolamos, nos resignamos y así, se van pasando los días.
Ya sea que esas creencias limitantes permanezcan a un nivel inconsciente o que las proyectemos fuera de nosotros, el tema es que a veces nos da miedo cambiar.
Nos quejamos de nuestras circunstancias, decimos que nos gustaría que tal o cual cosa fuera diferente en nuestras vidas, pero no damos el paso para CAMBIAR. Muchas veces es más sencillo acostumbramos a quejarnos que dejar atrás esas quejas y comenzar a actuar de forma coherente con lo que realmente queremos, simplemente por la incertidumbre que nos genera lo que esos cambios pueden suponer en nuestras vidas.
¿Y si emprendo y fallo? Mejor así me quedo. ¿Y si me aviento y me caigo, y si no estoy preparada, y si no soy suficientemente buena, y si se burlan, y si me equivoco, y si las cosas salen mal? …Cuidamos el estatus quo y sacrificamos trabajar por lo que queremos porque nos da miedo soltar y ver que pasa. Le sacamos la vuelta a la incertidumbre.
Es normal, tampoco te juzgues, cambiar lo que hacemos, lo que decimos, como pensamos, puede resultar amenazante. Es más fácil decir que “así me tocó”.
Hoy, desde el amor de la unidad te invito a que tengas la certeza de que tienes todo lo que necesitas para hacer conscientes tus miedos y trascenderlos. En un acto de introspección y sinceridad, es muy útil poder reconocer en nosotros esas creencias que más nos limitan. Recuerda que la vulnerabilidad es un acto de valentía. Vete al espejo y ten confianza. ¿Qué te limita?
No se trata de pelear nuestros miedos o limitaciones, de negarlos u ocultarlos, eso solo los potencializaría más. Se trata de reconocerlos y observarlos desde la conciencia. Una vez que eso pase, no te preocupes, necesitas “hacer” nada con ellos. Es suficiente observarlos. Ver de dónde vienen y asimilar qué te están deteniendo es suficiente para que vayan perdiendo su poder sobre ti.
Como cuando le temías al “monstruo” debajo de tu cama, el solo hecho de ser valiente y animarte a asomarte abajo hacía que el miedo perdiera su poder y al hacerlo, el “monstruo” desaparecía, ¿te acuerdas?
Igual ahora, regálate un acto de sinceridad e introspección para poder reconocer esas creencias que más te limitan, obsérvalas, obsérvate, y luego, llena de amor por ti, sigue adelante. ¡Vas a estar bien!